El placer de la lectura tiene que ser algo que nunca se nos olvide. Un libro es uno de los mejores regalos que se puede hacer, y no es un modo de hablar. Abre la puerta a muchos mundos y, sobre todo, fomenta la creatividad, el conocimiento y amplía las fronteras de la mente, a veces tan distraída y concentrada a la vez en el día a día.
Y ese placer es compartido también por quien lo escribe, por eso cada vez más personas se animan a imprimir sus propios libros personalizados para acercarse a los suyos de una manera especial, siendo el guía de todos esos viajes y experiencias que decíamos al inicio de este artículo.
Poder hacerlo, hoy por hoy, resulta mucho más fácil que en pasado porque, por fortuna, la tecnología ha democratizado esta posibilidad a través de las características de la imprenta digital.
Además, se permite poder hacer desde una sola copia, por lo que otra opción es tomar los relatos de alguien y, por sorpresa, hacérselos libros. Encanta la idea solo de pensarla.
En cualquier caso, tanto la calidad de impresión, a través de una combinación entre offset y offset digital, como los acabados pueden marcar la diferencia si se elige bien con quién hacerlo.
Porque tampoco se trata solo de darle a imprimir y encuadernar posteriormente. Este trabajo también forma parte de la historia del libro y determina de alguna manera la predisposición que se tenga hacia él.
Tan importante es el título como lo es la imagen que aparece en portada o el lomo, los márgenes, la calidad de la tinta o el numerado de las páginas.
¿Qué es lo que hay que tener en cuenta a la hora de decidir imprimir un libro que se va a regalar? No hay una receta universal y, como todo lo que tiene que ver con las artes, es subjetivo. No obstante, siempre se pueden dar algunos consejos que se pueden seguir, tales como:
- Congruencia en colores. El diseño debe responder al título y a la historia. La apariencia cuenta. Si es un cuento para niños, por ejemplo, los colores que aparezcan en las pastas no podrán ser colores oscuros, que transmitan tristeza o, incluso, rechazo.
- Tipo de letra. Como los colores, también el tipo de letra transmite. Más redondeada sugiere amabilidad, la más picuda se utilizará para cuentos más históricos…y así hasta un largo etcétera de correspondencias.
- Gramaje del papel. Los libros no se achantan con el libro electrónico, puede ser que sus ventas se vieran disminuidas en pasado, pero no van a desaparecer porque la experiencia sensorial es mucho mayor. El tacto del papel también es importante. Normalmente, se elegirá algo intermedio, huyendo de papeles finos que más recuerdan a la Biblia y que se manipula con miedo a estropearlo. Los libros deben ser vividos, así que, cuanto más manipulables, e incluso ergonómicos, puedan ser, mejor que mejor.
Estos tres consejos pueden ser los más interesantes o básicos para imprimir esos tesoros que son los libros, pero, ¿por qué no descubrirlo en primera persona?