Estudiada a lo largo de la historia, la proporción áurea parte de los razonamientos de un matemático italiano llamado Leonardo Pisano, también sería conocido como Fibonacci.
Su gran descubrimiento fue la Sucesión de Fibonacci (1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55…) que se trata de una serie numérica infinita en la que la suma de dos números consecutivos da como resultado el número a continuación, ejemplo 1+1=2; 13+21=34.
La relación que se da entre cada pareja de valores consecutivos, que se obtiene de la división de cada uno entre su anterior, arroja el número áureo, que es 1,618034, identificado también como número Phi.
Esta proporción puede encontrarse en la naturaleza, las composiciones donde priman las figuras geométricas y, por ello, lleva consigo una condición estética, puesto que se mantiene que todo aquello que cumple con esos valores en la forma estandarizada es considerado bello.
Cómo integrar la proporción áurea en las fotografías
Al tener un sentido estético y de belleza, es de suponer que esta regla, con medidas puntuales, puede ser integrada en el ámbito fotográfico, así como en las artes.
Para que una fotografía cumpla con los requisitos de la sección áurea, se debe basar en una cuadrícula dividida en 9 partes, 9 cuadros. Muy parecida a la que se emplea cuando se pone en práctica la regla de los tercios, con la diferencia de que en vez de ajustarse a rectángulos iguales, tiene uno central con un lado que es 0,618 veces más corto que el resto.
Por tanto, la cuadrícula no es igual, puesto que la de la proporción áurea, asociada a la concha de un caracol, está basada en los cálculos descritos al principio. Ambas reglas, que muchos asocian, ayudan a facilitar los encuadres en la búsqueda de una imagen atractiva visualmente.
Al tomar la fotografía con proporción áurea lo primero que hay que hacer es trazar una línea imaginaria que permita delinear la espiral de la también conocida como “el número de oro” o “la sección de oro” (Golden Section Finder) para generar mayor armonía.
La Golden Section Finder también existe en física, y no es más que una tarjeta transparente con las líneas áureas trazadas que se puede posicionar sobre los encuadres, en la búsqueda de la mejor fotografía.
Es válida la creación de esta tarjeta de forma personal, aunque con el empleo continuado de este recurso, muchos fotógrafos ya cuentan con este molde mental y posicionan sus objetos cumpliendo con el número de oro hasta a la hora de hacer retratos.
Después de contar con este recurso, se trata de ubicar nuestro sujeto protagonista en el primer cuadro según nuestra regla áurea, y a medida que se dispongan más elementos, que deben ser máximo 4 para no restarle protagonismo al sujeto, se debe ir disponiendo según los cuadros siguientes, formando la espiral imaginaria.
Es recomendable que el espacio o “aire” que rodee al objeto esté abierto, como la parte más amplia del caracol, para no restarle interés a los núcleos internos, que recibirán la mayor atención.